Abrí los ojos, los rayos del sol me fastidiaban al dormir, y aunque había estado tratando de esquivarlos no me dejaban en paz, mi sueño se había interrumpido por un capricho de la naturaleza, y el mundo que mas me gustaba se había desvanecido una vez mas. Me sentí un poco desconcertada. La imagen de una habitación completamente vacía, de paredes blancas, ventanas sin cortinas… me parecía que estaba en otro universo, me parecía mentira que por fin estaba sola y tranquila. Me siento y veo un colchón, un departamento vacío que iba a llenar poco a poco ese mismo día. Un sábado perfecto con un sol que no quema, pero da calor. Me pare me vestí y empecé a buscar mi billetera y las llaves del carro, salí, baje las escaleras, entre a mi auto y fui a recoger la pintura que había encargado. Decidí que dejaría que pinten el departamento vacío y yo me iría a seguir mi vida nocturna en algún bar de Miraflores. Fui a comprar ropa y me hospede en un hostal para poderme cambiar y bañar. Estando lista salí y volví a hacer lo de siempre. Tomar, bailar, seducir e irme a dormir al departamento de alguien que no conozco, la única diferencia es que yo ya tengo un departamento, pero aun no era habitable. Me levante temprano como siempre, saque algo de dinero de su billetera cogí la mía, me fui con su camisa sobre los hombros para no mostrar mi espalda desnuda y volví a mi departamento. En la puerta encontré los muebles que había encargado y la pintura ya estaba seca. Limpie todo y empecé a ordenar todo. Por un instante me quede pensando en aquel hombre que use la noche anterior. Y mis memorias me llevaron a un lugar en el que estuve hace mucho tiempo. Y pensé en mi antiguo hogar, con un jardín tan grande y un escape del mundo alucinante. Mi mirada siempre se perdía en la luna y los intentos de estrellas que te puede ofrecer lima con toda la contaminación del área. Me volví a inspirar en esos recuerdos trágicos y momentos felices de mi infancia, mi juventud, mi dolor… y empecé a escribir de nuevo, llego un momento en el que no tenía más palabras para plasmar, y busque mi lienzo y mis pinceles. Pintar, dibujar, escribir, componer… una vez me dijeron que era lo que me tenía dentro de mis cabales, y ahora lo uso para sobrevivir. No llego ni a los 25 años y tengo todo lo que siempre quise, haciendo lo que me mantiene cuerda. Difícil sí, imposible no. Mi comodidad y mi vida es bohemia, como no creí que iba a ser. El estar sola hacía las cosas más fáciles, pero aun así anhelo a ese romance de inocencia que viví de dieciséis, esos años donde todo se veía más fácil y en parte entraba a conocer cosas que no sabia que existían. Sentimientos que no eran conocidos, y confusiones estúpidas. En ese tiempo pensaba que la vida era una mierda por todo ángulo de donde se le pueda ver. Buscaba salidas a mi odio interno por cualquier método, entre a todo túnel oscuro donde se me hacia posible entrar, desde drogas hasta prostitución, llegue al punto mas critico, y un chico me saco de ahí, dijo lo único que me hacia falta oír… “no me importa tu pasado, yo te acepto así”, cambie… no me criticó… me enamore… y el murió. Pero lo recuerdo con tanto cariño, y cuando me deprimo recuerdo sus palabras, y vuelvo a hacer arte, cada vez más y más. Cada vez mato un poco mas de sufrimiento, y concibo un poco mas de tranquilidad. Deje todo sentimiento de lado y me di cuenta de que el departamento estaba limpio y ordenado, no me di cuenta en que momento lo hice, pero estaba listo para lo que sea, y fue ahí cuando salí, compre un costal, y lo llene de toda mi ropa, me quede sin nada, incluidas sabanas, regale todo y también me deshice del colchón viejo que me había servido para dormir en el piso frío, saque mi billetera y fui a comprar ropa nueva. Cosas nuevas, comienzo nuevo, departamento nuevo, vida nueva. Dejaría de sufrir y empezaría a vivir una vez más. Cuando volví empecé a guardar los mil y un paquetes de ropa en mi armario. En eso escucho un sonido familiar, contesto mi celular y mi representante me llama diciéndome que me necesita para segunda voz de un grupo, le dije que consiga a alguien más. Luego me dijo cuanto pagarían, y le dije que me de media hora. Entre a la ducha me depile, me bañe, me peine, me maquille, y no sabia que ponerme. Corría desnuda de un lado a otro tratando de decidir que usar. No tenia ni idea de si me pondría ropa interior o saldría libre. Hasta que mi manager llamo de nuevo y me dijo que era un evento poco formal pero un poco elegante, me dio la dirección, y me dijo que tenia otra media hora para llegar. Abrí mi armario por décima vez, pero decidida a que usar, cogí un vestido pequeño negro, un short enmallado morado, un hilo negro y un par de zapatos morados. Me vestí, y saque unos collares y pulseras moradas. Salí corriendo, y me di cuenta que había dejado las llaves del auto. Entre las saque, junto con un abriguito negro y corrí a mi auto. Subí y arranque al lugar. Vi la hora, eran las 11 de la noche. No entendía porque me había llamado tan tarde, me quedaban 15 minutos. De pronto vi las calles solitarias y decidí acelerar, no estaba muy lejos, cuando de pronto un camión se atravesó en mi camino. Me detuve a tiempo, ignore el incidente y seguí mi camino. Llegue al sitio asustada pero llena de adrenalina, subí al escenario, cante, bajé, cogí una copa, me pagaron, salí del lugar, subí a mi auto, y dentro de él había una sombra blanca. Vi directo hacia ella, estaba sentada a mi lado, no entendía que pasaba. Era una mujer hermosa, de unos 30 años, toda ella blanca de cabellos dorados i ondeados, ojos de un azul penetrante, que te invitaban a sumergirte en ellos para no salir nunca, unos labios rojos delgados y una nariz pequeña y respingada, la mire fijamente, me hipnotizó su belleza, me acercaba a ella, y de pronto ella volteo su rostro y miro asustada hacia fuera, extrañada volteo a ver la luna, y una bala perdida penetraba el vidrio en ese mismo instante cayendo entre mis ojos. Me da tiempo de voltear a ver a la mujer de nuevo, ella sonrió, me acaricio, y se desvaneció. Segundos después mi cuerpo desfalleció.
Abrí los ojos y vi una pared blanca, el ambiente oscuro, poco iluminado, me dolía la cabeza, sentía un poco de frío, voltee y vi una habitación que definitivamente no era mía. Sentía el olor de café recién pasado. Me levante, me puse una camisa blanca que encontré en el piso y seguí el olor hasta la cocina, donde vi a un hombre alto de rizos negros en ropa interior ofreciéndome una taza de café, me llamo por mi nombre y yo no recordaba el suyo, aunque me parecía haberlo visto antes, años antes. Se mostraba frío y cariñoso al mismo tiempo. Algo extraño y atrayente, me quede con el, me abrazo mientras tomaba el café y me dio un beso en el cuello, yo trataba de resolver como había llegado ahí. Luego recordé poco a poco con el olor a café, como la noche anterior había estado leyendo un libro en una cafetería, y este chico se me cruzo, me preguntó mi nombre, nos conocíamos de antes, de muchos años atrás. Hablamos toda la tarde, una cosa llevo a la otra, me invito a un club, le dije que tendría que cambiarme, nos separamos, fui a cambiarme a mi apartamento, me recogió, salimos, y unos tragos después terminamos en su apartamento. De alguna manera me sentía bien, y muy cómoda en su compañía. Horas después regresé a mi departamento, me puse un vestido blanco y salí al balcón con una caja de cigarros en la mano. Cerré la ventanita de la sala y me senté a fumar mirando la luna, pensando en que por primera vez sentía felicidad con alguien. De pronto el humo de mi marlboro tomo forma de una mujer preciosa, me parecía haberla visto antes, y sus ojos azules me hipnotizaron, trate de alcanzarla, caminaba hacia ella, sentía que flotaba en el aire, que caminaba en las nubes, ella miró hacia abajo, i yo seguí su mirada, de pronto mi rostro estaba contra el suelo luego de caer 10 pisos.
Abrí los ojos y vi la lluvia caer, me había despertado con el sonido de las gotas golpeando mi ventana. Prepare una taza de café caliente, me dirigí a la sala, me senté en un sillón, encendí un cigarro y empecé a mirar las paredes rojas de mi apartamento. Los cuadros que había pintado y no quería vender, solo por su valor sentimental. Decidí prender la chimenea, y quedarme ahí, plasmando ideas en mi mente, definirlas en algo para pasarlas al puto mundo real. Cogí un lienzo y comencé a hacer trazos inconciente de lo que hacia… horas después lo aparte de mi y vi a una mujer blanca de rasgos finos y ojos azules profundos mirándome, y que poco a poco se iba transformando en un demonio oscuro, pero nunca dejo de ser hermosa en todo su mundo. Llamándome a seguirla a un mundo donde todo es misterio y ruina, pero al mismo tiempo paz y tranquilidad. Me asuste lo arrojé a la chimenea… segundos después me arrepentí, lo saque… y no le había pasado nada, entonces pinte otra cosa sobre aquel dibujo que me atormentaba. Un paisaje un poco abrumador. Pero era mas pacifico que el primer dibujo, lo vendí. Al poco tiempo me entere que quien lo había comprado murió. Decidí recuperar el cuadro y mantenerlo a salvo del mundo, y al mundo a salvo de el. Una noche la mujer del cuadro apareció en mi habitación, se acerco a mí, me cogió el cuello y me dijo “te arrepentirás de haber intentado destruirme…”.
Abrí los ojos, era lunes por la mañana y tenia que bañarme para ir al colegio. Era un día un poco nervioso para mí, era el día en que una de mis angustias más grandes se disiparía, el día en el que vería algo de calma de nuevo…
Abrí los ojos y vi una pared blanca, el ambiente oscuro, poco iluminado, me dolía la cabeza, sentía un poco de frío, voltee y vi una habitación que definitivamente no era mía. Sentía el olor de café recién pasado. Me levante, me puse una camisa blanca que encontré en el piso y seguí el olor hasta la cocina, donde vi a un hombre alto de rizos negros en ropa interior ofreciéndome una taza de café, me llamo por mi nombre y yo no recordaba el suyo, aunque me parecía haberlo visto antes, años antes. Se mostraba frío y cariñoso al mismo tiempo. Algo extraño y atrayente, me quede con el, me abrazo mientras tomaba el café y me dio un beso en el cuello, yo trataba de resolver como había llegado ahí. Luego recordé poco a poco con el olor a café, como la noche anterior había estado leyendo un libro en una cafetería, y este chico se me cruzo, me preguntó mi nombre, nos conocíamos de antes, de muchos años atrás. Hablamos toda la tarde, una cosa llevo a la otra, me invito a un club, le dije que tendría que cambiarme, nos separamos, fui a cambiarme a mi apartamento, me recogió, salimos, y unos tragos después terminamos en su apartamento. De alguna manera me sentía bien, y muy cómoda en su compañía. Horas después regresé a mi departamento, me puse un vestido blanco y salí al balcón con una caja de cigarros en la mano. Cerré la ventanita de la sala y me senté a fumar mirando la luna, pensando en que por primera vez sentía felicidad con alguien. De pronto el humo de mi marlboro tomo forma de una mujer preciosa, me parecía haberla visto antes, y sus ojos azules me hipnotizaron, trate de alcanzarla, caminaba hacia ella, sentía que flotaba en el aire, que caminaba en las nubes, ella miró hacia abajo, i yo seguí su mirada, de pronto mi rostro estaba contra el suelo luego de caer 10 pisos.
Abrí los ojos y vi la lluvia caer, me había despertado con el sonido de las gotas golpeando mi ventana. Prepare una taza de café caliente, me dirigí a la sala, me senté en un sillón, encendí un cigarro y empecé a mirar las paredes rojas de mi apartamento. Los cuadros que había pintado y no quería vender, solo por su valor sentimental. Decidí prender la chimenea, y quedarme ahí, plasmando ideas en mi mente, definirlas en algo para pasarlas al puto mundo real. Cogí un lienzo y comencé a hacer trazos inconciente de lo que hacia… horas después lo aparte de mi y vi a una mujer blanca de rasgos finos y ojos azules profundos mirándome, y que poco a poco se iba transformando en un demonio oscuro, pero nunca dejo de ser hermosa en todo su mundo. Llamándome a seguirla a un mundo donde todo es misterio y ruina, pero al mismo tiempo paz y tranquilidad. Me asuste lo arrojé a la chimenea… segundos después me arrepentí, lo saque… y no le había pasado nada, entonces pinte otra cosa sobre aquel dibujo que me atormentaba. Un paisaje un poco abrumador. Pero era mas pacifico que el primer dibujo, lo vendí. Al poco tiempo me entere que quien lo había comprado murió. Decidí recuperar el cuadro y mantenerlo a salvo del mundo, y al mundo a salvo de el. Una noche la mujer del cuadro apareció en mi habitación, se acerco a mí, me cogió el cuello y me dijo “te arrepentirás de haber intentado destruirme…”.
Abrí los ojos, era lunes por la mañana y tenia que bañarme para ir al colegio. Era un día un poco nervioso para mí, era el día en que una de mis angustias más grandes se disiparía, el día en el que vería algo de calma de nuevo…
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